Transcurrieron algunas décadas entre la introducción del café y su consolidación como producto de exportación. Las autoridades de Costa Rica tomaron una serie de medidas para impulsar esta industria.
La exportación del café se desarrolló desde 1832 cuando el señor George Stiepel, que comerciaba con Inglaterra, hizo su primera venta por medio de Chile. El comercio del café con Europa se consolidó en la década de 1840, luego de que el inglés WilliamLacheur arribara en el velero The Monarc a Caldera y de visita en San José negociara la compra de la cosecha de don Santiago Fernández Hidalgo, uno de los principales cafetaleros de la época y dueño del fundo “El Laberinto”.
El floreciente negocio cafetalero condujo al rápido establecimiento de compañías comerciales que exportaban el café a Europa y al mismo tiempo importaban del viejo continente mercancías manufacturadas. La mayor parte de los integrantes de esos consorcios eran jóvenes con espíritu emprendedor que aunque no contaban con gran capital estaban dispuestos a dar mayor estabilidad a las compañías con sus fincas, las cuales pasaban a ser parte del fondo de aquellas. Un ejemplo prístino lo constituyó la asociación de Juan Rafael Mora y Vicente Aguilar.
Con la conclusión del camino a Puntarenas, en 1846, que revolucionó el comercio del café ya que permitió sustituir las mulas por carretas, el grano se constituyó en el único producto de exportación de Costa Rica, hasta 1890, y en el pivote de la economía nacional.
Pronto se sumaron nuevos nombres a la estirpe caficultora, entre los cuales no faltaron extranjeros: Hipolite Tournon, Emilio Challe, los hermanos Lindo, Jorge Seevers, MaxKoberg, los hermanos Rohrmoser, familia von Schroter, hermanos Castro, WilhelmPeters, etc. Tampoco hay que olvidar a los cafetaleros criollos: Florentino Castro, losMontealegre, Ortuño, Bonilla y González Flores, etc.
El café de Costa Rica era exportado con marcas acreditadas que bautizaban su propio producto según su gusto. El grano era de tal calidad que no necesitaba de un gran aparato promocional para su colocación en los mercados.
En los albores de la actividad cada productor secaba el café en su patio, lo descascaraba de forma manual con “pilones” y lo destinaba al consumo familiar. A finales de la década de 1830 el beneficiado dio un giro radical cuando don Buenaventura Espinach Gaul, catalán con experiencia en minería, construyó un patio pavimentado y el primer beneficio húmedo al sur de Cartago, en la finca “El Molino”. Una de las principales innovaciones del beneficiado húmedo fue la fermentación de la fruta durante su procesamiento, ya que el sabor del café mejoraba sensiblemente.
En las primeras décadas del siglo XX fueron muchas las invenciones introducidas para reducir el tiempo de beneficiado y aumentar la calidad del café. Como no todos los productores tenían la capacidad económica para invertir en la instalación de beneficios húmedos, se fue conformando un grupo de beneficiadores que recibía la cosecha de muchos productores pequeños.
Con la colonización de las regiones sur, norte y noroeste de la Depresión Tectónica Central, las casas comercializadoras establecieron recibidores de café y plantas de procesamiento en los frentes de colonización, que si bien en las primeras décadas del siglo XX fueron pioneras en esas regiones, con el tiempo encontraron competidores en otras compañías o en los mismos productores organizados en entidades cooperativas.